viernes, 11 de febrero de 2011

Pinochada

Cada verano, en todos los pueblos de España se celebran las fiestas en honor a sus patrones. Unas de las fiestas más llamativas son las que se celebran en el pueblo soriano de Vinuesa.
Las fiestas, en honor a la Virgen del Pino y San Roque, comienzan el día 14 de agosto con la “Pingada del Mayo”, tradición que según dicen los visontinos hace referencia a un antiguo rito de fecundidad. El Mayo es un pino de unos 25 metros de altura que es levantado por los integrantes de las diferentes peñas, todos hombres, en la Plaza Mayor, también se “pinga” otro en la Plaza de la Soledad, pero de menor tamaño. El levantamiento se realiza a pulso, sólo se ayudan de unas aspas de madera de diferentes tamaños. El tiempo del levantamiento varía de año a año, pues no siempre el Mayo tiene el mismo tamaño, y además hay que asegurarse de que quede completamente estable, ya que podría suceder que se cayera como ha ocurrido en alguna ocasión, afortunadamente, sin heridos.

Pero sin duda alguna, el plato fuerte de las fiestas es el día 16, cuando se celebra la denominada “Pinochada”. Hay diferentes versiones sobre su origen, aunque la más contada entre las personas mayores del pueblo es que la Virgen se apareció en un pino que tenía las ramas en Vinuesa y la raíz en Covaleda, pueblo vecino. Ambos pueblos se disputaban la propiedad del milagro y los hombres de Vinuesa iban perdiendo, hasta que llegaron las mujeres, que portando ramas de pino (los “pinochos”) y a base de repartir pinochazos consiguieron obtener la victoria para el pueblo y convirtieron a la Virgen en su patrona. La Pinochada está organizada por dos cofradías: la de San Roque, formada exclusivamente por solteros y la de Nuestra Señora del Pino, formada sólo por casados. Las mujeres de todas las edades, se visten con el traje típico, llamado “piñorra” y llevan una rama de pino en la mano. Suben a la Plaza Mayor en dos filas, una de solteras y otra de casadas precedidas por sus correspondientes cofrades. Tras bendecir los pinochos en la iglesia, las cofradías representan la batalla que tuvo lugar entre los dos pueblos, y cuando finaliza la representación, las mujeres empiezan a repartir pinochazos entre todos los hombres con los que se encuentran independientemente de su edad o de si son o no del pueblo. A los hombres más mayores se les da un pequeño toque en la cabeza, a lo que ellos contestan “De hoy en un año”. A los más jóvenes se les persigue por la calle y los pinochazos son mucho más enérgicos. Todos los hombres que no son del pueblo se sorprenden bastante cuando ven que a ellos también les dan, pero es lo que hay, ese día mandamos nosotras

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